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PELIGRO!!!

PELIGRO!!!

La anemia es una de las alteraciones hematológicas (sanguíneas) más frecuentes a nivel mundial, y el déficit nutricional es la principal causa, el embarazo no escapa de esta realidad, de aquí la importancia que tengas conocimiento de su existencia, consecuencias y formas de prevenirla y tratarla. 

En general se puede definir anemia como la disminución de las cifras de hemoglobina dentro de los glóbulos rojos o eritrocitos (que son las células encargadas de transportar el hierro y el oxígeno a todo nuestro cuerpo). Es por ello su relevancia durante el embarazo, ya que son dos cuerpos los que necesitan estas sustancias vitales, y más aún porque hay un organismo en formación, tu hij@.

Son múltiples las causas de anemia, destacando el déficit nutricional: anemia por carencia de hierro, ácido fólico, y vitamina B, estas pueden ocurrir por alguna alteración en tu sistema digestivo que impida la absorción de dichos nutrientes, como es el caso de la gastritis crónica en la cual se alteran las células del estómago que producen el ácido de los jugos gástricos y factor intrínseco (sustancia indispensable para absorber la vitamina B 12), o por carencia en la ingesta (frutas, vegetales, carnes), desnutrición, parasitosis intestinales. Los sangrados digestivos crónicos, o sangrados por cualquier otra vía como por ejemplo sangrados de origen ginecológico son causales de anemia por pérdida de sangre; igualmente durante el embarazo, la amenaza de aborto o el aborto propiamente dicho son causas de anemia, en este caso anemias agudas o de nueva aparición.

Otras causas en general: enfermedades crónicas como la insuficiencia renal, enfermedades autoinmunitarias como el LUPUS, infecciones en cualquier sitio del cuerpo en las cuales se destruyen  o rompen los eritrocitos (hemólisis), se altera o disminuye la producción de glóbulos rojos y por ende bajan los niveles de hierro y hemoglobina en la sangre. Existen otras causas como las genéticas, que son menos frecuentes pero que hay que tomarlas en cuenta como es el caso de la Anemia Falciforme (que el eritrocito adopta forma de media luna y se rompe con facilidad y muere más rápido de lo normal), otras conocidas como Talasemias, ambas enfermedades hematológicas de origen genético, estas últimas manejadas por médico especialista en hematología.

Durante el embarazo la más frecuente es la ANEMIA DILUCIONAL conocida como Anemia Fisiológica del Embarazo, esta se explica dado que durante el embarazo nuestro cuerpo sufre una serie de modificaciones para adaptarse y poder suplir las necesidades del nuevo ser en formación, en este caso aumenta la producción de los glóbulos rojos en la médula ósea, pero es mayor el aumento del volumen plasmático (líquido en la sangre), es decir hay más plasma que eritrocitos en la sangre (más continente que contenido), esta anemia puede llegar a ser más acentuada en caso de los embarazos múltiples.
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Existen cifras estandarizadas en cuanto de la hemoglobina, cantidad de glóbulos rojos, hierro en sangre, ferritina (proteína que transporta al hierro) para catalogar y hacer el diagnóstico del tipo y gravedad de la anemia, así como de su evolución, y de todo esto dependerá el tratamiento que se debe administrar. Aquí trataremos las anemias nutricionales y la Anemia Fisiológica del Embarazo, que son las más frecuentemente diagnosticadas durante la gestación.

Es importante destacar que la anemia durante el embarazo conlleva a múltiples complicaciones maternas y fetales, que oscurecen la evolución del embarazo: interrupción temprana de la gestación  (abortos), restricción del crecimiento fetal, contracciones uterinas y parto prematuro, rotura prematura de membranas, mayor predisposición a infecciones maternas y fetales, muerte fetal intraútero, desprendimiento prematuro de la placenta, recién nacidos de bajo peso o pequeños para edad gestacional, predisposición a infecciones y anemia en el recién nacido. A su vez, por los mismos déficits maternos por los que se produce la anemia, también pueden ocurrir malformaciones fetales como: alteraciones del tubo neural (espina bífida) y otras de la línea media como labio y paladar hendido, tal es el caso de la carencia de ácido fólico y la vitamina B 12. 



Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), anemia en el embarazo se diagnostica con cifras de hemoglobina inferiores a 11g/dL y de hematocrito de menos de 33% en el primer trimestre, y de 10,5g y 32% respectivamente para segundo y tercer trimestre. Su incidencia en el embarazo alcanza cifras de 40-50%, las mismas son superiores en países en vías de desarrollo, y en la población de adolescentes embarazadas, dichas cifras muy alarmantes por las repercusiones al binomio madre-hijo. 

FACTORES DE RIESGO:

  • Anemia previa al embarazo

  • Bajo nivel socioeconómico.

  • Dietas vegetarianas, con baja ingesta de proteínas de origen animal.

  • Ausencia de suplementos nutricionales adecuados durante el embarazo, ya que durante la gestación se aumentan los requerimientos de hierro, ácido fólico, vitaminas del complejo B, entre otros.

  • Embarazo múltiple.

  • Edad: adolescencia.
  • Desnutrición y obesidad.
  • Malos hábitos alimenticios con pobre ingesta de alimentos o sustancias que favorecen absorción de hierro (como la Vitamina C).

  • Alto consumo de sustancias que disminuyen absorción de hierro, tal es el caso de la cafeína.

  • Alteraciones digestivas: parasitosis intestinales, gastritis, posterior a cirugía bariátrica.

  • Enfermedad renal.
  • Sangrados y/o hemorragias.

SIGNOS Y SÍNTOMAS

  • Dolor de cabeza.

  • Debilidad generalizada, mareos frecuentes.

  • Cansancio fácil, dificultad para respirar.

  • Palpitaciones (sensación que el corazón late fuerte).

  • Dificultad en la concentración.
  • Disminución o no progresión de la altura uterina debido a que no hay progresión en el crecimiento y desarrollo fetal.

  • Pérdida de la conciencia (desmayos).

  • Palidez cutáneo-mucosa.

Todos estos varían de una paciente a otra, y dependen también de la severidad de la anemia y del tiempo de progresión, en caso de anemia leve puede diagnosticarse con los resultados de los exámenes de laboratorio y la paciente no presentar ninguna sintomatología. De aquí la importancia de realizar un adecuado y oportuno control prenatal para hacer diagnóstico precoz así como tratamiento oportuno y adecuado dependiendo de la causa, y como se ha mencionado en otras publicaciones, sería idóneo que en todas las pacientes se realizara la consulta preconcepcional y llegar lo más saludables posibles a la más bella etapa de nuestra vida,  el embarazo y la maternidad.

DIAGNÓSTICO 

  • Signos clínicos detectados por tu médico.
  • Síntomas presentes.
  • Exámenes paraclínicos: Hematología  (conteo de glóbulos rojos, tamaño de los mismos, cifras de hemoglobina y hematócrito), concentración de hierro en sangre, ferritina plasmática,  frotis de sangre periférica.  Entre otros, dependiendo del caso.

TRATAMIENTO

    Este dependerá del criterio de tu médico tratante, y estará orientado a mejorar tu salud y optimizar la evolución del embarazo. Es diferente según el tipo, causa y severidad de la anemia, así como del trimestre del embarazo en el que te encuentres.

  • Mejorar hábitos alimenticios: 

    Aumentar ingesta de proteínas de origen animal y vegetal, frutas y vegetales ricos en hierro (remolachas, espinaca, acelgas, fresas, moras, etc).

  • Suplementos nutricionales:

    Hierro, ácido fólico, vitamina C, vitaminas del complejo B (principalmente B 12), entre otros. Las dosis pueden variar en cada paciente.

  • Importante destacar que se mejora la absorción del hierro por vía oral con las sales ferrosas, por ejemplo el Sulfato Ferroso, de igual manera la vitamina C favorece la absorción del mismo.

  • Hierro por vía parenteral : endovenosa o intramuscular. La cual debe ser administrada por personal de salud capacitado.

  • El hierro inyectado vía endovenosa debe administrarse en un tiempo determinado para prevenir complicaciones de tipo alérgico.

  • Transfusiones sanguíneas: 

    Se emplea en caso de sangrado activo y anemia grave, pudiendo requerir hospitalización, así mismo se emplean transfusiones sanguíneas en las últimas semanas del embarazo (desde las 32 semanas) ya que no hay el tiempo suficiente para estimular la producción de eritrocitos en la médula ósea y por ende se ve alterado el transporte adecuado de la hemoglobina.

  • Valoración por parte de un médico especialista en Hematología de ser necesario.

***REVISA MI ARTÍCULO ALIMENTACIÓN EN EL EMBARAZO***  

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El objetivo de este artículo es el de informar y educar en salud, y no pretende sustituir una consulta médica.

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